QUE RESPONDER A LA PREGUNTA DE: ¿ME VOY A CURAR?
QUE RESPONDER A LA PREGUNTA DE: ¿ME VOY A CURAR?
Era una tarde lluviosa cuando Mariana, de 32 años, se sentó frente a su oncólogo con una pregunta que le pesaba en el alma: ¿Me voy a curar?.
Había pasado semanas lidiando con el miedo y la incertidumbre, tratando de mantenerse fuerte para su familia, pero ahora quería una respuesta clara. Sin embargo, la realidad era mucho más compleja de lo que ella imaginaba.
El oncólogo la miró con empatía y le explicó que, en medicina, como en muchas cosas en la vida, las certezas absolutas no existen. “No puedo predecir con exactitud lo que va a pasar, pero sí puedo decirte que tu futuro depende de varios factores importantes”, dijo con suavidad. La tranquilidad en su voz no escondía la seriedad del momento, pero sí ofrecía esperanza.
Mariana, como muchos otros pacientes, quería respuestas concretas, pero pronto comprendió que el tipo de tumor y lo avanzado que esté marcan la diferencia. El oncólogo le explicó que algunos tumores, como los del testículo o del ovario, tienen una tasa de curación del 90% con tratamientos como la cirugía y la quimioterapia, lo que significa que la mayoría de estos pacientes recuperan su vida. Otros, como los de mama, colon o tiroides, también pueden ser erradicados si se detectan a tiempo. Era una carrera contra el reloj en la que cada segundo contaba.
Mariana entendió entonces la importancia de la detección temprana y la necesidad de estar en manos de un oncólogo experimentado. No era solo cuestión de un diagnóstico o un tratamiento al azar; era contar con la experiencia y el conocimiento que podrían marcar la diferencia entre el control de la enfermedad o su avance implacable. En ese momento, se sintió agradecida por estar ahí, con alguien que lucharía a su lado, paso a paso, sin falsas promesas, pero con una claridad y compromiso que le devolvieron algo esencial: la esperanza.
Su futuro aún era incierto, pero al salir del consultorio esa tarde, Mariana ya no sentía el mismo peso. Sabía que estaba en las mejores manos posibles y que, aunque no había garantías, estaba dando la batalla de la manera correcta. Porque en la lucha contra el cáncer, el tiempo y el equipo adecuado son tan valiosos como la fuerza interior para seguir adelante.
Comments
Post a Comment